sábado, 29 de mayo de 2010

Nos andamos por las ramas


La casa por el tejado o el árbol por las hojas

Comenzamos a pintar nuestra escultura por las hojas del árbol y continuamos hacia abajo. No es algo extraño. En pintura es común pintar primero la parte superior y luego seguir con la inferior.
En nuestro caso hemos actuado así porque disponíamos de las sillas y no necesitábamos esperar nada para comenzar a pintarlas. No ocurría eso mismo con las ramas. Hemos debido aguardar un tiempo para que nos las ensamblaran.
Las fotos de esta entrada muestran a algunos alumnos de cuarto de primaria dedicados a la tarea de pintar de vivos colores las ramas de nuestro árbol-escultura. Como siempre, se les ve sonrientes y con aspecto de hacer algo que les gusta. Que sigan así.

miércoles, 19 de mayo de 2010

El árbol de las sillas


También pintamos sillas

El proyecto Open Doors tiene como colofón la elaboración de una escultura en forma de árbol cuyas hojas son estructuras de sillas viejas pintadas por los alumnos.
En la foto que ilustra esta entrada podemos ver esta fase del proyecto y constatar como nuestros alumnos también disfrutan pintando mobiliario cuyo fin era ser desechado. Estas sillas las uniremos a una serie de tubos de distintos grosores y longitudes, pintados de alegres colores, que formarán el tronco y las ramas de nuestro “árbol de las sillas” o “chair tree”.
Este árbol será instalado en el mes de junio en la entrada principal de nuestro colegio. Será un símbolo de creatividad que recibirá a nuestros futuros alumnos.

martes, 18 de mayo de 2010

Disfrutando la pintura


Disfrutando la pintura

Todos sabemos que a los niños les gusta pintar, pero…¿ nos hemos preguntado por qué?
La respuesta es simple: pintar es una actividad placentera.
La foto que ilustra esta entrada es buena prueba de ello. En ella podemos observar a nuestros jovenes pintores relajados y sonrientes trabajando sobre una de nuestras puertas.
Aunque el proyecto Open Doors sólo hubiera alcanzado este objetivo del disfrute pictórico, podríamos sentirnos bastante satisfechos con lo realizado hasta ahora.
Y esto es así porque estos incipientes artistas han descubierto que pueden disfrutar transformando objetos cotidianos (destinados al vertedero) en objetos artísticos, que merecen ser contemplados. Este proceso es un poderoso factor de equilibrio y desarrollo personal en una edad en la que se es muy maleable aún.
Nuestros alumnos probablemente olvidarán en el futuro algunos de los contenidos que aprendieron este curso, pero seguro que recordarán su intervención en el proyecto Open Doors. Ojalá les haga ser más creativos y conscientes de su inmenso potencial creador.